La tarjeta de vídeo

Una vez listo el cable VGA-SCART, el siguiente paso no es tan sencillo como enchufarlo para que todo funcione. Como hemos comentado, una tarjeta gráfica normal de ordenador emite a una frecuencia incompatible con un televisor convencional. No temáis, no voy a entrar en detalles técnicos (hay información de sobra en Internet). En pocas palabras, lo que ocurre es que si enchufamos el cable sin más, el televisor no mostrará nada (un molesto parpadeo acompañado de un zumbido en el mejor de los casos).

¿Cómo solucionar el asunto? Hay que conseguir que la tarjeta de vídeo emita a la frecuencia adecuada. Esto puede hacerse de dos formas: a través de software (trasteando los drivers) o de hardware (flasheando directamente la tarjeta gráfica). Hay una tercera opción, la más sencilla, que consiste en comprar la Arcade VGA, una tarjeta gráfica que emite a la frecuencia correcta. Esta última era la opción menos atractiva y solo la contemplábamos como emergencia.

Modificación de la frecuencia mediante software

Existe mucha información acerca de cómo modificar la frecuencia de salida de una tarjeta gráfica mediante software. La gran mayoría de los tutoriales, por no decir todos, se basan en que el sistema operativo es Windows. Algunos ejemplos de son:

Como ya he dicho, no es nuestra intención entrar en mucho detalle, y mucho menos aburrir, así que os diré que, después de pelearnos con varias aplicaciones, cambiar frecuencias, reiniciar una y otra vez e incluso reinstalar el sistema operativo en varias ocasiones, no conseguimos una resolución + frecuencia que nos convenciera. Este fue una de las fases más desagradecidas del proyecto, porque cuando trabajas con este tipo de cosas sin tener mucha idea, es muy fácil que toques donde no debes y consigas que la frecuencia de emisión de la tarjeta no sea admitida ni por el televisor ni por el monitor, por lo que quedas automaticamente a ciegas y sin opción de hacer otra cosa que reinstalar Windows. Repito, esto ocurre cuando no tienes ni idea.

Uno de los momentos cumbre del proyecto. ¡Se ve!

A pesar de todo, conseguimos sacar la imagen por el televisor, aunque solo fuera temporalmente antes de que volviera a fallar. Eso supuso un efímero pero inolvidable momento de alegría, sobre todo por comprobar que ¡el cable VGA-SCART funcionaba!. No olvidaré ese instante porque cuando lo logré y me relajé durante unos segundos, pude comprobar que ahí fuera era de nuevo de día, lo que significaba que había pasado toda la noche peleándome con una tarjeta de vídeo. Me encanta cuando algo me hace perder la noción del tiempo.

Flasheo de la tarjeta de vídeo

Después de la decepción del primer intento, pasamos al plan B: flashear la tarjeta gráfica para que la modificación en la emisión de frecuencias se hiciera por hardware, evitando con ello la necesidad de usar aplicaciones o configuraciones especiales.

Lo primero que tuvimos que hacer para llevar a cabo este plan fue comprar una tarjeta gráfica que fuese compatible (no todas lo son). Después de algunas búsquedas, no fue difícil dar con una ATI Radeon 9200SE en eBay.

La tarjeta nos costó unos 10 euros más otros 5 de gastos de envío. Una ganga.

El proceso de flasheo en sí tampoco es nada complicado, sobre todo si encuentas unas instrucciones tan precisas como las que ofrece Santiago Romero en su web. Siguiendo los pasos escrupulosamente, tras unos segundos de incertidumbre, y sin tener nada claro si lo que estábamos haciendo era legal o no, estaba hecho. Teníamos la tarjeta flasheada y lista para emitir a una frecuencia que el televisor estaría encantando de aceptar.

Con nuestro flamante cable VGA-SCART y nuestra recién estrenada ATI Radeon convenientemente "educada", pudimos por fin arrancar el ordenador a una resolución que prometía mostrarnos los juegos tal y como los teníamos guardados en el recuerdo.


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