Los primeros pasos

El Pac-maca project nació durante una conversación con mi buen amigo Javi. Para entonces, yo estaba buscando una máquina recreativa para regalársela a Inés, pero mi intención era comprar una que ya estuviera funcionando. Sin embargo, en esta conversación, Javi me confesó que él tenía una vieja Video Selection en casa que no tenía tiempo de restaurar. Él la había conseguido unos meses antes, pero se había dado cuenta de que, por falta de espacio para trabajar y tiempo para dedicarle, no iba a tener la posibilidad de restaurarla.

Comenté con Inés las dos posibilidades que barajaba: comprar una máquina funcionando o remangarnos y restaurar un viejo fósil. No me sorprendió cuando no dudo un instante en sugerir la segunda opción, que aunque más complicada e incierta, se presentaba mucho más divertida. Tampoco me sorprendió cuando me dijo que ella quería formar parte de todo el proceso de restauración.

Volví a llamar y Javi y cerramos el acuerdo por el que me vendía un kit completo compuesto por el mueble, un viejo TV y un ordenador.

El primer reto fue hacer llegar todo el paquete a mi casa. La Video Selection no se caracteriza precisamente por ser ligera, así que se necesitaron algunos brazos y mucho sudor para sacarla de su piso y transportarla 20 kilómetros hasta mi casa. Por suerte, yo sí que contaba con todo el espacio que me daba una plaza de aparcamiento en el garaje de casa, casi siempre desierto y bastante bien iluminado para tratarse de un subterráneo. Cuando por fin descargamos el camión (gracias a mi padre por gestionar todo lo relativo al transporte) pudimos tomarnos unos minutos para examinar tranquilamente la mercancía.

Llevar la máquina hasta mi aparcamiento fue la primera odisea.

El mueble estaba en bastante buen estado. Lógicamente estaba muy sucio (a pesar de que Javi ya le dio un buen repaso en su día), lleno de arañazos, quemaduras de cigarro y telarañas, pero la estructura seguía estando igual de sólida que el primer día.

A pesar de los arañazos, el aspecto de la máquina era imponente.

Si bien el estado de la madera era bastante bueno, las partes de metal aparecían oxidadas.

En una revisión más a fondo pudimos comprobar que la máquina estaba completamente hueca. Ya sabíamos que no tenía el monitor arcade original ni ninguna placa de juego, pero contábamos con que tendría todo el cableado y el conector JAMMA. Sin embargo, descubrimos que Javi había arrasado con todo.

Por fuera el aspecto no estaba mal del todo pero por dentro el panorama era desolador.

La idea de Javi era usar la máquina para conectar diferentes consolas, así que decidió deshacerse del monitor original y comprar una TV de segunda mano para adaptarla al mueble, lo que le facilitaría mucho el trabajo de cableado y conexiones. Una pena.

Televisor Sony comprado en Cash Converters.

Finalmente, el kit se completaba con un viejo ordenador, en excelente estado, que Javi usaba para juegos de PC. Aunque su época dorada ya estaba lejos, las características seguían siendo ideales para instalar un MAME y convertirlo con ello en el corazón y alma de la Pac-maca.

Se estar jubilado a centro de operaciones de la Pac-maca.

En definitiva, después de la primera revisión, no había sitio para el pesimismo. Teníamos ante nosotros los actores principales de la película, y aunque el tema del cableado se había complicado más de lo esperado, no había nada que pudiera hacernos siquiera dudar de que todo sería un éxito. Sabíamos que contábamos con el apoyo de toda la documentación aportada por los cientos de retroviciosos, la gente de Zona arcade y demás locos de las recreativas que contribuyen con su granito de arena en favor de la comunidad.

Pero lo más importante es que contábamos con toneladas del combustible necesario para hacer funcionar la maquinara: la ilusión de unos adolescentes de treinta y tantos.

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